THE LATINOAMERICAIN POLITICAL ART.
La injerencia gringa en la cultura latinoamericana Ayer como Hoy.
En la página principal del Instituto Hemisférico de Performance y Política dice lo siguiente:
"El financiamiento para el Instituto Hemisférico proviene de generosas becas de las fundaciones Ford y Rockefeller. Recibimos apoyo administrativo y de infraestructura del Departamento de Estudios sobre Performance, de Tisch School of the Arts y de Graduate School of Arts and Sciences en la Unviersidad de Nueva York en Manhattan. Las siguientes oficinas también colaboran activamente con el Instituto: Office of the Dean of Libraries, Office of the Chief Technology Officer of Information Technology Services, y Office of the Vice Provost for Global Activities en la Universidad de Nueva York."
Este famoso Instituto desarrolla cada dos años eventos en los países latinoamericanos bajo el pretexto de reunir performances, reflexiones y posturas políticas. Esto nos hace pensar en el Plan norteamericano de los años sesenta y setenta "Plan de las Américas para el Desarrollo y el Progreso" que pretendía contrarrestar la influencia cubana en el continente sudamericano, gracias al cual se crearon numerosos museos de arte en todo el continente y se gestó toda una corriente de arte nada político.
Este instituto con un claro interés político, intenta mostrar una manera distinta de hacer política desde el arte, como sucedió en la década de los setenta cuando en Colombia, la crítica de arte Marta Traba impulsaba en el recién creado Museo de Arte Moderno un grupo de artistas seudopolíticos como Antonio Caro, Alvaro Barrios, Beatriz Gonzales, Botero, entre otros, dejando de lado a los verdaderos artistas políticos como Carlos Granada, Pedro Alcántara y los del taller 4 Rojo, quienes si desempeñaban una labor política desde el arte.
El reciente escándalo, bien premeditado orquestado por este Instituto quién invitó a dos de los artistas latinos más "políticos" del momento la cubana Tania Bruguera y el mexicano Guillermo Gómez-Peña, con cientos de artistas que sirvieron de teloneros para el espectáculo, es muestra de la visión light de la política que pretende instalar este instituto en el continente donde se están desarrollando cambios políticos interesantes.
Por qué este instituto no desarrolló sus eventos en la década de los setenta y ochenta, cuando las dictaduras estaban en pie, se puede preguntar si tapujos.
La Universidad Nacional de Colombia, fue el escenario de tan patético evento, donde bien sabemos por las malas lenguas, que esta institución recibió sumas enormes de dinero del tan sonado instituto gringo para poder desarrollar esta farsa. Pocos en el medio artístico ha podido ver de frente lo perverso de este asunto: uno de ellos es el pendenciero artista Carlos Salazar quien su crítica al evento ha puesto de manifiesto el papel perverso de este tipo de acciones artísticas.
Es de cuestionar el papel de los gestores culturales, de los artistas y de los profesores de arte, entre quienes habían un grupo de los nuevos sociólogos de la U.N. a quienes nos les interesa estudiar la sociología como debe ser, quienes organizaron este evento, haciéndole el juego a las políticas culturales gringas que intentan cada vez más despolitizar el arte... Los curadores de la muestra artística, ingenuos profesores de la universidad como David Lozano y Mercedes Angola; le han hecho el juego a los gringos sin saber donde metían sus narices, solo por el afán de protagonismo. Qué descaro el de los docentes, indecentes.
Mucho cuidado The Big Brother está de nuevo entre nosotros... Bases americanas en el continente e injerencia cultural nada nuevo.... Ayer como Hoy, el pasado en presente...
